Preguntas sobre las Naciones Unidas





¿Qué son las Naciones Unidas?

Las Naciones Unidas son la Organización internacional de Estados soberanos fundada luego de la finalización de la segunda guerra mundial con el fin de:
  • Prevenir la guerra.
  • Mantener la paz y la seguridad internacionales.
  • Desarrollar las relaciones de amistad entre las naciones.
  • Promover el progreso social y mejores niveles de vida.
  • Lograr la cooperación internacional.
Los Estados Miembros están vinculados entre sí por su adhesión a la Carta de los Naciones Unidas y a sus principios.
Las Naciones Unidas propiamente dichas están integradas por seis órganos principales:

·                  La Asamblea General
·                  El Consejo de Seguridad
·                  El Consejo Económico y Social
·                  El Consejo de Administración Fiduciaria
·                  La Corte Internacional de Justicia
·                  La Secretaría.

Todos ellos se encuentran en la Sede de la Organización en la ciudad de Nueva York, a excepción de la Corte, que está ubicada en La Haya (Países Bajos).
Hay otras 19 organizaciones vinculadas a los Naciones Unidas que actúan en esferas tan diversas como la salud, la agricultura, la reglamentación postal internacional y la meteorología. Esos organismos especializados, junto con los Naciones Unidas propiamente dichas y los programas y organismos establecidos por sus órganos principales para la aplicación de sus decisiones, constituyen el sistema de las Naciones Unidas.


En un mundo tan marcado por la tirantez, las Naciones Unidas constituyen para los gobiernos el mecanismo para la celebración de consultas instantáneas en casos de emergencia y un foro para la deliberación sobre problemas a largo plazo. Cuando las negociaciones internacionales se estancan, las Naciones Unidas ponen a disposición de los Estados interesados los buenos oficios del Secretario General para que actúe como tercero imparcial. En casos de conflicto, las Naciones Unidas pueden enviar misiones militares neutrales in situ para observar que se cumpla la cesación del fuego o para interponerse entre los ejércitos beligerantes.
Los organismos de las Naciones Unidas protegen a los refugiados, prestan ayuda alimentaria y reaccionan rápidamente a los desastres naturales. Esos organismos han contribuido con su labor a la erradicación o contención de muchas enfermedades y al crecimiento de la producción alimentaria. Además, conceden préstamos a los países en desarrollo y ayudan o estabilizar los mercados financieros y coordinar el comercio internacional.
Pasando por problemas que van desde la degradación del medio ambiente hasta el tráfico de drogas y el SIDA, el mundo se enfrenta en la actualidad a una nueva generación de problemas mundiales que sólo pueden abordarse recurriendo a la cooperación internacional, sin precedentes en la historia.


Las Naciones Unidas han desempeñado un papel protagonista en la terminación de la guerra del Congo (1964) y de la guerra entre el Irán y el Iraq (1988), el retiro de las tropas soviéticas de Afganistán (1989) y la terminación del conflicto en El Salvador (1992). Además, las Naciones Unidas han sido en muchas ocasiones un mecanismo que ha ayudado a resolver situaciones de emergencia. Los ejemplos más sobresalientes de ello son la crisis de Berlín (1948-1949), la crisis de los misiles en Cuba (1962) y la crisis del Oriente Medio (1973), oportunidades en las que las Naciones Unidas contribuyeron a evitar la guerra entre las superpotencias.
La Carta de las Naciones Unidas ofrece los medios para el establecimiento de la paz
mundial, y las Naciones Unidas constituyen el mejor mecanismo con que disponemos para alcanzar ese objetivo.
Sin embargo, la eficacia de las Naciones Unidas depende de la voluntad política de los Estados Miembros; son ellos los que deciden cuándo y cómo deben actuar las Naciones Unidas.
Esa voluntad política se ha hecho más potente desde que terminó la guerra fría; en
las Naciones Unidas se ha despertado un nuevo espíritu de cooperación entre los Estados Miembros. Por ejemplo, en 1990 China, Francia, los Estados Unidos, el Reino Unido y
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, es decir, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, convinieron en un marco para la solución del conflicto de Camboya, marco que fue aceptado por todas las partes en Camboya y refrendado por el Consejo de Seguridad. En 1992, la Asamblea General pidió por unanimidad que hubiera transparencia en el comercio internacional de armamentos, apoyó un tratado cuyo finalidad era proscribir las armas químicas y pidió que se convocara una conferencia internacional para lograr la paz en Somalia.


La Carta prohíbe a las Naciones Unidas intervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de un Estado soberano, incluidas las guerras civiles. La posibilidad de intervención se consideraría sólo si un conflicto interno se tornara en una amenaza a la paz internacional, o si el Estado interesado lo solicitara, o si se pidiera a las Naciones Unidas que investigaran acusaciones de violaciones de los derechos humanos por los Estados.
Pero en muchas ocasiones los conflictos internos tienen repercusiones internacionales y suscitan por ello la preocupación de las Naciones Unidas. En su informe correspondiente a 1992, titulado Un programa de paz, el Secretario General señaló que en las situaciones de crisis de un país las Naciones Unidas deberían dar ayuda, si dicho país así lo solicitara, prestando asistencia humanitaria, velando por que se mantenga la cesación del fuego, reduciendo la violencia y promoviendo la reconciliación. En el caso del conflicto civil de Somalia, el Consejo de Seguridad estableció en 1992 una operación para promover una cesación del fuego, prestar asistencia humanitaria con carácter urgente y facilitar el proceso de arreglo político. El Consejo impuso también un embargo de armas a Somalia en tanto que los enviados de las Naciones Unidas conducían intensas negociaciones para detener la lucha armada. En diciembre de 1992, el Consejo autorizó el uso de la fuerza para garantizar la prestación de asistencia humanitaria a Somalia y acogió con beneplácito el ofrecimiento hecho por un Estado Miembro (Estados Unidos) de organizar una operación para establecer un ambiente seguro en ese país.


Además de trabajar por la paz, las Naciones Unidas han hecho mucho más en los cuatro últimos decenios. Algunos de esos logros se han hecho públicos, pero muchos otros se toman sencillamente como cosa natural. Algunos de esos logros son los siguientes:

·                    Las Naciones Unidas han sido un catalizador y un promotor del gran movimiento de descolonización que permitió lograr la independencia de más de 80 naciones.
·                    El proceso que condujo o la independencia de Namibia (1990) fue supervisado por personal de las Naciones Unidas, integrado por unas 8.000 personas desplegadas en todo el territorio de la nueva nación. Las Naciones Unidas vigilaron el retiro de las tropas de Sudáfrica y las elecciones que llevaron a la independencia de Namibia.
·                    Las Naciones Unidas formularon la memorable Declaración Universal de derechos Humanos, proclamada en 1948, y las disposiciones internacionales de Derechos Humanos que dieron forma legal obligatoria a muchas de las disposiciones de la Declaración. Muchas otras convenciones de las Naciones Unidas contribuyen a la protección de determinados derechos humanos.
·                    La viruela fue erradicada de la faz de la Tierra en virtud de una campaña coordinada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
·                    El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la OMS emprendieron una campaña de vacunación universal, llegando al 80% de la población mundial de niños menores de 5 años, con lo cual se ha salvado la vida de por lo menos 3 millones de niños al año.
·                    El Decenio Internacional de las Naciones Unidas del Agua Potable y del Saneamiento Ambiental (1981-1990) ha contribuido a que unos 1.300 millones de habitantes de los países en desarrollo tengan acceso a agua potable apta para el consumo.
·                    El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a saber, la fuente mundial más importante de donaciones provenientes de organismos multilaterales, financia en la actualidad más de 6.000 proyectos de desarrollo en unos 150 países y territorios.
·                    El tráfico aéreo alrededor del mundo es más seguro gracias a las normas y los reglamentos convenidos bajo los auspicios de la Organización de Aviación Civil Internacional, otro de los organismos especializados de las Naciones Unidas.
·                    Por intermedio de las Naciones Unidas se han promulgado más normas del derecho internacional en los cuatro últimos decenios que en todo la historia de la humanidad. Por ejemplo, un tratado de las Naciones Unidas, la Convención contra el Tráfico ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, es el instrumento Internacional más eficaz en la lucha contra el narcotráfico.
·                    Valiosísimos monumentos, tales como los templos egipcios de Abu Simbel, la Acrópolis de Atenas y el templo de Borobudur, en Indonesia, se han conservado bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
·                    Millones de refugiados en todo el mundo han recibido ayuda y protección gracias a la labor de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS).
·                    El Banco Mundial ha concedido a los países préstamos para el desarrollo por un monto que supera los 170.000 millones de dólares de los EE.UU.
·                    La economía mundial estaría sumida en el caos de no ser por dos órganos: el Fondo Monetario Internacional y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio. El primero es el elemento central del sistema monetario al que pertenecen la mayoría de los países del mundo. El segundo desempeña un papel preponderante en el establecimiento de normas para el comercio mundial.


En virtud de la Carta de las Naciones Unidas, los Estados Miembros deben abstenerse de amenazar o de usar la fuerza contra cualquier Estado, y están obligados a arreglar sus diferencias por medios pacíficos, de tal manera que la paz, la seguridad y la justicia internacionales no se vean amenazadas.
Los Estado Miembros pueden presentar cualquier conflicto internacional al Consejo de Seguridad. El Consejo es, en virtud de la Carta, el órgano de las Naciones Unidas responsable en primera instancia del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. En virtud de la Carta, los Estados Miembros acuerdan aceptar y llevar a la práctica las decisiones del Consejo.
El sistema de voto en el Consejo otorga mayor peso específico a los cinco miembros permanentes: China, los Estado Unidos, la Federación Rusa, Francia, el Reino Unido. Son las "grandes Potencias" aliadas, surgidas de su victoria en la segunda guerra mundial. Cualquiera de estos países puede bloquear una propuesta emitiendo un voto negativo, incluso si los otros cuatro miembros permanentes y los 10 miembros no permanentes votan todos ellos a favor. A esto se denomina el derecho al "veto". Las decisiones del Consejo de Seguridad, a diferencia de las de la Asamblea General, son jurídicamente obligatorias para los estados.


Por lo general, los tratados tienen sus propios mecanismos para vigilar el cumplimiento. En algunos casos, el tratado requiere la creación de un comité de sus Estados partes. En otros casos hay expertos en jurisprudencia que sirven, a título personal, como miembros del Comité, cuya función es examinar en qué medida los Estados partes se atienen al tratado. Las medidas que adoptan si los países no acatan sus disposiciones pueden quedar reflejadas específicamente en el tratado o ser señaladas por el Comité. La Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) adopta una tercera vía: cualquier violación del tratado por una de sus partes puede ser señalada a la atención del Consejo de Seguridad.
En otros casos, un Estado puede presentar cargos contra otro por la violación de un tratado si el segundo ha aceptado las disposiciones del mismo que capacitan al primero para denunciarlo. Este es, por ejemplo, el procedimiento autorizado en el Primer Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en virtud del cual un país que haya ratificado el Protocolo puede ser requerido para que responda a los cargos por violaciones de los derechos humanos hechos por otro Estado. Incluso un individuo puede presentar una denuncia ante el Comité de Derechos Humanos establecido en virtud del Pacto, una vez que todos los procedimientos legales nacionales hayan sido agotados, si el Estado de que se trata ha ratificado ese Protocolo. Otras posibilidades son que un tratado pueda disponer que las violaciones sean remitidas a la Corte Internacional de Justicia o se arreglen por arbitraje.


La Corte es el organismo judicial principal de las Naciones Unidas. Todos los Miembros de las Naciones Unidas son, automáticamente, partes en el Estatuto de la Corte Internacional. Pueden elevar ante la Corte una denuncia que afecte a otro país. Las decisiones de la Corte son jurídicamente obligatorias en tres casos: si las partes reconocen la jurisdicción forzosa de la Corte; si han acordado dirimir su litigio ante las Corte; y si son partes en un tratado que las obliga a arreglar sus conflictos sometiéndolos a la Corte.
La Corte no siempre acepta las cosas que se le presentan. Puede incluso decidir que carece de competencia. La Corte no tiene a su disposición los medios para hacer cumplir la ley o una "fuerza de policía". Sin embargo, cuando media en litigios entre naciones es universalmente reconocida como el más alto tribunal de justicia. Aquellos que prescinden de ella o violan sus decisiones se exponen a perder buena parte de su reputación internacional.


El mantenimiento de la paz es uno de los medios por los cuales las Naciones Unidas ayudan a controlar conflictos que amenazan la paz y la seguridad internacionales, mientras se buscan soluciones políticas duraderas. Se trata de una de las creaciones más innovadoras de las Naciones Unidas y se utilizan fuerzas multinacionales bajo el mando de las Naciones Unidas; los soldados son instrumentos de paz, en lugar de instrumentos de guerra.
Las operaciones para el mantenimiento de la paz cumplen el papel de un tercero neutral que ayuda a establecer y mantener una cesación entre Estados de guerra, facilitando así la búsqueda de un arreglo pacífico a los conflictos mediante cauces diplomáticos.
Estas operaciones son establecidas por el Consejo de Seguridad y dirigidas por el Secretario General. Deben contar con el consentimiento del gobierno del país en que tienen lugar y, normalmente, también con el de las otras partes implicadas. Una operación no debe interferir en los asuntos internos del país en que tiene lugar, y no debe ser usada en modo alguno para favorecer a una de las partes en perjuicio de la otra en un conflicto interno.
Hay dos tipos de operaciones para el mantenimiento de la paz: misiones de observadores y fuerzas encargadas del mantenimiento de la paz. Los observadores no están armados. Los soldados de las fuerzas de las Naciones Unidas encargados del mantenimiento de la paz, portan armas ligeras, pero pueden usarlas únicamente en defensa propia. El personal militar que participa es aportado voluntariamente por los Estados Miembros.
Los Cascos Azules de las Naciones Unidas (que toman su nombre del casco que llevan para facilitar su identificación) se han convertido en símbolo de paz y la esperanza en todo el mundo.


Los representantes de un Estado Miembro o representantes de Estados y organizaciones que tengan la condición de observador en la Asamblea pueden hacer uso de la palabra cuando les sea dada por el Presidente de la Asamblea General. Por ejemplo, el Papa, el Secretario General de la Organización de la Unidad Africana, el Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica y el Presidente de la Organización de Liberación Palestina (OLP) han hecho declaraciones en la Asamblea.


La Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales afirma que la falta de preparación en el orden político y económico no debe servir de pretexto para retrasar el traspaso del poder a un territorio colonial y su proceso de independencia. Además, la Asamblea General ha afirmado con frecuencia que factores tales como la superficie, la situación geográfica, el número de habitantes y los recursos naturales limitados no deben atrasar la aplicación de la Declaración.
Cuando los países alcanzan la independencia, las Naciones Unidas no prescriben una forma de gobierno o un sistema económico que la nueva nación independiente deba adoptar. Además, diversos componentes del sistema de las Naciones Unidas están dispuestos a proporcionar asistencia técnica, si fuera solicitada, desde el asesoramiento al gobierno sobre cómo desarrollar la infraestructura del país hasta la formulación de un programa de atención primaria de la salud. Las Naciones Unidas pueden también ayudar en tareas tales como redactar una constitución, crear o afinar la maquinaria judicial o mejorar el orden público. Todo el sistema de las Naciones Unidas está a disposición de los Estados Miembros de reciente independencia, así como de los menos desarrollados y los países sin litoral e insulares en desarrollo para ayudarlos a valerse en pie por sí mismos.


En el sistema de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido designada organismo principal para combatir la propagación del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). En 1987 había en todo el mundo menos de 100.000 casos conocidos de SIDA. En tan sólo cinco años, el SIDA ha resultado un desastre sanitario de proporciones pandémicas y el número de casos comunicados se ha multiplicado por 20. En Mayo de 1992, se conocía la existencia de alrededor de 2 millones de personas con SIDA, pero la OMS calcula que el número real es mucho mayor. Además, se cree que aunque todavía no presenten sintomatología, hay de 10 a 12 millones de personas infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el SIDA; estos casos crecen a razón de 5.000 por día.
Muchos organismos de las Naciones Unidas se han sumado al esfuerzo internacional para atajar esta amenaza mundial, inclusive el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), el Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Trabajando en estrecha colaboración, se guían por los objetivos dispuestos por la Estrategia Mundial de acción preventiva y lucha contra el SIDA. La Estrategia proporciona la base técnica y política para que los gobiernos y las organizaciones prevengan la infección por el HIV, disminuyan sus repercusiones personales y sociales y movilicen esfuerzos nacionales e internacionales contra el SIDA.
Los asociados de las Naciones Unidas se han sumado al esfuerzo para crear una vacuna contra el SIDA y buscar medicamentos que lo traten. Trabajando con el PNUD y la industria farmacéutica, la OMS trata de garantizar acceso universal a todas las vacunas que puedan crearse. La OMS también ha puesto en marcha una estrategia para la elaboración de medicamentos y ha definido los criterios para seleccionar los medicamentos que se ensayarán en los países en desarrollo.
En ausencia de una vacuna o de un tratamiento, organismos de las Naciones Unidas como el UNICEF, el FNUAP y la OMS llevan a cabo campañas de información para promover la conciencia acerca de la prevención del SIDA mediante programas educativos en las escuelas, programas de radio y televisión para mujeres y sus familias, seminarios para determinados grupos, como sindicalistas, y seminarios para trabajadores y diseñadores de políticas sanitarias.
El FNUAP distribuye preservativos para la prevención del SIDA en unos 30 países. El Programa Mundial de Alimentos proporciona alimentos a los pacientes del SIDA y a sus familias, y educación y capacitación a las personas que dependen de las víctimas del SIDA. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) trabaja para combatir la discriminación laboral contra las personas que padecen el SIDA. A fin de ayudar a que las comunidades y los países afronten el problema, el PNUD proporciona asistencia técnica y establece fondos para proporcionar con rapidez pequeñas subvenciones a proyectos comunitarios.
En la Estrategia Mundial también se trata de mejorar los servicios de transfusión sanguínea en los países en desarrollo. La OMS, el FNUAP y el Banco Mundial proporcionan servicios de expertos y financiación de proyectos para averiguar la infección del VIH en la sangre.


En Febrero de 1990, la Asamblea General celebró su primer período extraordinario de sesiones sobre el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, lo que indica que los países se dan cada vez más cuenta de que no pueden afrontar el problema de las drogas de manera individual, o siquiera regional; el problema requiere un enfoque mundial integrado. Los países de los que provienen las drogas ilícitas, tanto como las que los consumen, han empezado a dejar a un lado las batallas dialécticas sobre quién debe culparse por esta amenaza, que afecta todos los sectores de la sociedad. Tras el período extraordinario de sesiones, las Naciones Unidas están multiplicando sus esfuerzos para ayudar a los países a encontrar medios innovadores para el control del suministro y la demanda de drogas.
Los órganos de las Naciones Unidas abordan diferentes aspectos del uso indebido de drogas. La Comisión de Estupefacientes, el principal organismo normativo para el control internacional de las drogas, ha elaborado proyectos de tratados sobre la fiscalización de drogas, incluida la reciente (1988) Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas. La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes examina el cumplimiento por parte de los gobiernos de los tratados para el control de estupefacientes, rastrea el tráfico de drogas lícitas y averigua los desvíos. Todas las actividades de las Naciones Unidas para la fiscalización de estupefacientes están coordinadas por el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas, que está a la cabeza de la lucha contra los estupefacientes en el plano internacional, vigila las tendencias de la producción, el consumo y la captura de estupefacientes y promueve la aplicación de los tratados relativos a estos. El Programa también apoya, en unos 70 países, proyectos destinados a la introducción de cosechas sustitutivas, la educación, la rehabilitación y medidas para el cumplimiento de la ley.


El Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), programa que se subvenciona más con cargo a contribuciones voluntarias de los gobiernos que al presupuesto de las Naciones Unidas, no apoya el aborto como medio de planificación de la familia. Sin embargo, las leyes de algunos países permiten el aborto en circunstancias determinadas, y el FNUAP respeta el derecho soberano de esos países a dictar sus leyes nacionales. La mayoría de las actividades del FNUAP están relacionadas con el suministro de ayuda técnica a los países para establecer sus propias estrategias de planificación de la familia a nivel nacional, proporcionando atención a los niños y servicios de salud materno infantil y recopilando datos demográficos. Por ejemplo, el FNUAP ayudó a China a levantar su primer censo contemporáneo, que fue finalizado en 1982.

Cuando se creó, en 1972, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la comunidad mundial había reconocido la necesidad de dedicar una especial atención al medio ambiente en el que vivimos y que tenemos interés común en preservar. El PNUMA ha ayudado a movilizar la conciencia pública y buscar la ayuda de grupos de base popular a fin de convencer a los gobiernos para que reordenen sus prioridades en aras de la protección del medio ambiente. Y lo que es más importante, el PNUMA ha contribuido materialmente a la organización de diversos sistemas de información que recolectan y difunden datos, como el Sistema Mundial de Vigilancia del Medio Ambiente, el INFOTERRA (red mundial de datos) y el Registro Internacional de Productos Químicos Potencialmente Tóxicos. Con el patrocinio del PNUMA se abordan temas relativos al cambio climático y al calentamiento de la Tierra, la desertificación, la destrucción de los bosques tropicales, el movimiento de desechos peligrosos, la contaminación y la lluvia ácida. Además, el PNUMA ha sido la fuerza matriz en la concentración de tratados internacionales, como el Protocolo de Montreal de 1987, relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono, y el Convenio de Basilea de 1989, sobre el control de los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos y su eliminación.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo -la Cumbre para la Tierra- se celebró en Río de Janeiro (Brasil) en junio de 1992. La Cumbre, que reunió un número nunca igualado de dirigentes mundiales, puso fin a dos años de negaciones al aprobar:

·                    El Programa 21, programa maestro de 500 páginas para tomar medidas en todos los ámbitos del medio ambiente y el desarrollo;
·                    La Declaración de Río, conjunto de principios que perfilan los derechos y responsabilidades de los Estados en relación con el medio ambiente y el desarrollo, y
·                    Principios sobre el ordenamiento sostenible de los bosques en todo el mundo.
Durante la Conferencia se abrieron a la firma dos convenciones jurídicamente obligatorias, y cada una fue firmada por más de 150 naciones:
·                    El Convenio Marco sobre los Cambios Climáticos, que trata de frenar el calentamiento de la Tierra, y
·                    La Convención sobre la Diversidad Biológica, para prevenir la extinción de especies.
Para garantizar que el Programa 21 se traduzca en hechos, la Conferencia recomendó que las Naciones Unidas creasen una Comisión para el Desarrollo Sostenible. Esta Comisión fue creada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1992; su función es vigilar el cumplimiento del Programa 21, basándose en informes y comunicaciones remitidos por los gobiernos, organizaciones como el Banco Mundial y organizaciones no gubernamentales pertinentes (ONG), incluido el sector científico y privado.
La Conferencia también puso de manifiesto que el desarrollo económico y la protección del medio ambiente deben ir a la par. Después de Río ya no resulta creíble hablar del medio ambiente sin situarlo adecuadamente en el contexto de desarrollo económico, ni es posible tampoco tratar el desarrollo separadamente del medio ambiente.
Cabe esperar que los ciudadanos en todo el mundo -inclusive las 650 ONG que asistieron a la Conferencia oficial y las más de 17.000 personas que participaron en el Foro Mundial '92, celebrando de forma paralela- trabajen para hacer realidad las recomendaciones del Programa 21, tanto en sus comunidades como a nivel mundial.


Las Naciones Unidas han contribuido materialmente a mejorar la condición de la mujer abanderando los cambios y despertando la conciencia sobre su situación en todo el mundo.
Los derechos iguales de hombres y mujeres se consagran en el Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas, en el que por primera vez en la historia se establece jurídicamente la igualdad de ambos sexos como uno de los derechos humanos fundamentales. Las Naciones Unidas han creado los instrumentos para vigilar que esos derechos se respeten en todo el mundo. En 1979, aprobó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, declaración internacional sobre los derechos humanos de las mujeres, además de un programa de acción para que los países garantizaran esos derechos. Más de 110 países han ratificado la Convención, por lo que se encuentran jurídicamente obligados a cumplirla y a informar al Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer sobre lo que han hecho para mejorar la condición de la mujer.
Otro organismo de las Naciones Unidas, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, se reúne con carácter anual para tratar asuntos relativos a los derechos de la mujer, y hace recomendaciones sobre problemas que requieren una atención inmediata.
Las Naciones Unidas han ayudado a centrar la atención en los derechos de la mujer de muchas formas. Declararon 1975 Año Internacional de la Mujer, y celebraron, en México D.F., la primera Conferencia Mundial que jamás se haya convocado sobre la mujer. Esa Conferencia elaboró un Plan de Acción Mundial para el adelanto de la mujer, un plan maestro para gobiernos y organizaciones no gubernamentales. Posteriormente, las Naciones Unidas proclamaron el decenio 1976-1985 Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer. Durante el Decenio se celebraron, a fin de verificar el progreso realizado en el cumplimiento del Plan de Acción, dos conferencias mundiales: en Copenhague (1980) y en Nairobi (1985). La Conferencia de Nairobi aprobó las Estrategias orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer hasta el año 2000. En el año 1995 se celebró en Beijing una cuarta conferencia mundial sobre la mujer.
Durante el Decenio se crearon dos nuevos organismos importantes dedicados exclusivamente a la mujer: el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) y el Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer (INSTRAW). El UNIFEM financia actividades de desarrollo innovadoras en beneficio de las mujeres, especialmente en las zonas rurales del mundo en desarrollo. El INSTRAW apoya una participación mas cabal de las mujeres en las esferas económicas, social y política, por medio de actividades de capacitación, investigación e información.


Diversos organismos operativos del sistema de las Naciones Unidas, como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, proporcionan socorro de emergencia in situ.
El Departamento de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, dirigido por el Coordinador del Socorro de Emergencia de las Naciones Unidas, es el responsable de la coordinación de todo el socorro de emergencia de las Naciones Unidas, incluidos los programas de asistencia que están en curso en el Cuerno de África, el sudeste de Asia, el Iraq, el Afganistán y América Central. Para poner en marcha las operaciones se emplea un fondo rotatorio central de emergencia de 50 millones de dólares, financiado mediante contribuciones voluntarias de los Estados Miembros. Las necesidades ulteriores pueden financiarse mediante contribuciones voluntarias adicionales que respondan a llamamientos del Secretario General de las Naciones Unidas. Un llamamiento semejante, hecho en mayo de 1992, ayudó a recaudar cerca de 526 millones de dólares para asistir a 10 piases azotados por la sequía en el África meridional.
Las dificultades que supone la prestación de asistencia humanitaria en condiciones de violentos conflictos civiles en ninguna otra parte han quedado al descubierto de una manera más dolorosa que en Somalia y en la ex Yugoslavia. En ambas regiones ha habido casos en que se ha impedido de manera intencionada la prestación de asistencia. En Somalia, tras el colapso del orden social, el personal de socorro ha sido atacado una y otra vez o, incluso, asesinado. No cabe la menor duda de que la capacidad de proporcionar asistencia humanitaria en tales circunstancias se ve considerablemente afectada por las condiciones de seguridad. Entonces, el establecimiento y el mantenimiento de la paz se convierten en asuntos de crucial importancia para los esfuerzos humanitarios.


Por decisión conjunta de sus Estados Miembros, las Naciones Unidas celebran conferencias sobre temas de primera magnitud, de tal manera que la comunidad mundial pueda celebrar consultas y adoptar medidas al respecto.
En el decenio de 1970, las conferencias mundiales de "inventario" ayudaron a centrar la atención del mundo en el medio ambiente, la población, la alimentación, los asentamientos humanos, la desertificación y el agua.
En los últimos años ha habido conferencias importantes sobre usos pacíficos de la energía nuclear, uso indebido de drogas y tráfico ilícito de estupefacientes, desarme y desarrollo, comercio y desarrollo, prevención del delito y administración de justicia penal, los países menos desarrollados y medio ambiente y desarrollo.
Las conferencias mundiales han alertado a los países para que cooperen en la solución de los problemas compartidos. La Conferencia sobre el Medio Ambiente de 1972 fue de fundamental importancia para llevar este asunto a la atención mundial. Antes de esa conferencia se creía que el medio ambiente era una preocupación exclusiva de las naciones industrializadas. Pero a medida que se estudió el problema con mayor detenimiento se hizo evidente que los daños al medio ambiente amenazan a todos los países. Desde la Conferencia de 1972, muchos países han creado ministerios del medio ambiente, se han aprobado tratados internacionales para preservarlo, y su protección se ha convertido en un tema de capital importancia en todo el mundo.
De manera similar, la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, de 1982, previendo que para el año 2025 se triplicaría el número de ancianos en el mundo, aprobó un plan de acción que sirviera de guía para que los estados traten los problemas de ese sector de la población. También en 1982, tras la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, la comunidad mundial aprobó un convenio para proteger los océanos de la contaminación, establecer condiciones básicas para la explotación mineral en alta mar y facilitar la libertad de navegación y la investigación. En 1985, la Conferencia Mundial sobre el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1976-1985) impulsó de manera extraordinaria el adelanto de la mujer. La Conferencia de 1987 sobre tráfico ilícito de estupefacientes y el Congreso de 1990 sobre la Prevención del Delito han contribuido a coordinar la respuesta mundial ante la delincuencia organizada internacional. La Conferencia de 1992 sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo ha perfilado estrategias y elaborado medios para promover en todo el mundo el desarrollo racional y sostenible desde el punto de vista del medio ambiente. La Conferencia Mundial de Derechos Humanos de 1993 definió medidas concretas para proteger los derechos en todo el mundo.
          

Lo pagan todos los Estados que integran el sistema de las Naciones Unidas.
El total de los gastos del sistema de las Naciones Unidas -esto es, las Naciones Unidas en sí, los organismos especializados y los diversos programas especiales- asciende a cerca de 7.500 millones de dólares al año (no incluye la financiación de capital del Grupo del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola). Prácticamente dos tercios de esa suma provienen de contribuciones voluntarias. El monto restante proviene de cuotas obligatorias que les corresponde pagar a los Estados miembros de los diversos organismos que forman parte del sistema.
Son trece los Estado que sufragan cuatro quintas partes del presupuesto total de las Naciones Unidas. Se trata, en orden del volumen de la contribución, de los Estados Unidos, Japón, Alemania, la Federación de Rusia, Francia, el Reino Unido, Italia, Canadá, España, Ucrania, Brasil, Australia y los Países Bajos. Los primeros cuatro países aportan más de la mitad del presupuesto.
Lo anterior no quiere decir que los costos de las Naciones Unidas no se dividan entre los países más pequeños. Todos los Miembros pagan, tanto cuotas como contribuciones voluntarias. Mientras que muchos saben que unos 150 países reciben ayuda de los programas de asistencia de organismos tales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), no todos conocen que los países que reciben asistencia son también donantes. En 1991, año en el que el PNUD puso en ejecución proyectos de desarrollo en 153 países y territorios, recibió promesas de contribuciones de 125 países. En 1992, el UNICEF hizo llegar asistencia a 128, y recibió dinero de 108 naciones.


La Asamblea General autoriza el presupuesto de las Naciones Unidas para el bienio, es decir, el presupuesto ordinario. La Asamblea hace una estimación de los ingresos y fija límites de gastos, incluidas las consignaciones para un período de dos años. Un plan de mediano plazo de seis años sirve de marco para la confección del presupuesto ordinario y constituye la principal directriz política por la que se guía el período presupuestario.
El Secretario General propone un proyecto de presupuesto tras un cuidadoso examen de los pedidos formulados por los distintos departamentos de la Secretaría. Examina primero el proyecto de presupuesto una Comisión Consultiva en asuntos Administrativos y de Presupuesto integrada por 16 expertos designados por sus gobiernos para que actúen a título personal y un Comité del Programa y de la Coordinación integrado por 34 expertos que expresan la opinión de sus gobiernos. Estos organismos analizan el presupuesto desde el punto de vista de su conformidad con los programas adoptados por los diversos órganos de las Naciones Unidas.
Tanto el proyecto de presupuesto como las recomendaciones del Comité y de la Comisión se someten a examen en la Quinta Comisión (Asuntos Administrativos y de Presupuesto) de la Asamblea General, en la que participan representantes de todos los Estados Miembros. En dicha Comisión, durante los tres meses que dura el período de sesiones de la Asamblea, se somete el presupuesto a un estudio aún más detenido. Cuando un comité de la Asamblea recomienda que las Naciones Unidas emprendan alguna actividad adicional, es necesario que el Secretario General señale una estimación del costo y que tal estimación sea revisada por la Comisión Consultiva y por la Quinta Comisión antes de que la Asamblea le dé su aprobación.
Por último, se remite el presupuesto a la Asamblea General para el examen final y la aprobación. Desde 1988, el presupuesto de las Naciones Unidas se ha aprobado por unanimidad, sin que ningún Estado Miembro interponga objeción alguna.


Las misiones de buenos oficios, las actividades de establecimiento de la paz y las operaciones de mantenimiento de la paz se financian en diversas medidas con cargo al presupuesto ordinario, a cuotas especiales y a contribuciones voluntarias. En los últimos años se ha advertido una expansión notable de las misiones de mantenimiento de la paz y de otras misiones políticas, entre las que se incluyen nuevas operaciones entre el Irán y el Iraq, en Angola, en Camboya, en Namibia, en Somalia, en Yugoslavia, en Centroamérica, y en el Sahara Occidental, para las que se han calculado cuotas distintas prorrateadas por separado entre los Estados Miembros de las Naciones Unidas. Se organizó además una misión de buenos oficios en el Afganistán y el Pakistán, y funcionarios de las Naciones Unidas vigilaron la celebración de elecciones en Nicaragua, en Haití y en Angola. Las misiones especiales de esa índole se financiaron con cargo al presupuesto ordinario. A principios de 1993 eran 13 las misiones especiales o de mantenimiento de la paz, mientras que seis años antes había tan sólo ocho misiones.
Aun cuando cabe celebrar el incremento de la confianza que se deposita en la asistencia de las Naciones Unidas para resolver controversias, semejante crecimiento a puesto a prueba la capacidad de la Organización para llevar a cabo operaciones de mantenimiento de la paz, considerando los reducidos presupuestos y los recursos exiguos.


Economistas, traductores, estadísticos, secretarios, guardas de seguridad, productores de televisión, programadores de computadoras, médicos y jardineros. Esto es sólo una breve enumeración dentro de la gran diversidad de personas que, con distintas especialidades y antecedentes, trabajan como funcionarios de las Naciones Unidas.
Unos 4.800 funcionarios, provenientes de unos 160 países, trabajan para la Organización en Nueva York, y otros 9.100 en distintos lugares en todo el mundo, prestando apoyo a la gran cantidad de reuniones que se celebran y administrando la política y los programas de la Organización.
Los funcionarios pertenecen a la "administración pública internacional", categoría que se remonta a la Sociedad de las Naciones (período de entre-guerras), e incluso antes.
A excepción del Secretario General, de los jefes de las demás organizaciones del sistema y del personal de mayor jerarquía (menos de 100 personas en total), los funcionarios de las Naciones Unidas no son diplomáticos. Desde luego que los funcionarios perciben su remuneración de las Naciones Unidas y no de sus propios gobiernos.


No. Los representantes de los países miembros trabajan para sus gobiernos y no para las Naciones Unidas propiamente dichas. Representan a sus gobiernos en las sesiones de las Naciones Unidas y están más a la vista del común de la gente. Por lo general, los representantes integran el servicio exterior de sus países y perciben su remuneración de sus propios gobiernos y no de las Naciones Unidas. Gozan de los privilegios legales e inmunidades que otorga el derecho internacional a los diplomáticos en todas partes. Durante los tres últimos meses del año, cerca de 3.000 diplomáticos llegan a Nueva York, para participar en la Asamblea General.
Todos los Estados Miembros tienen "misiones permanentes" en Nueva York, que, de hecho, son las embajadas de sus países ante las Naciones Unidas. Los jefes de estas misiones, conocidos como "Representantes Permanentes", tienen rango de embajadores y constituyen el núcleo de la comunidad diplomática de Nueva York.


Aunque en una posición destacada, también presta servicios a las Naciones Unidas un pequeño grupo de observadores de organizaciones regionales intergubernamentales, tales como la Liga de los Estados Árabes, la Organización de la Unidad Africana y la Comunidad Europea.
Estas organizaciones tienen una invitación permanente de la Asamblea General para asistir a sus sesiones y presentar sus puntos de vista y pueden hacer lo propio en otros organismos de las Naciones Unidas.
Unas 930 organizaciones no gubernamentales, tales como el Comité Internacional de la Cruz Roja, Amnistía Internacional, el Consejo Mundial de la Paz y la Asociación Mundial de las Guías Scout, han sido reconocidas como "entidades consultivas" por el Consejo Económico y Social y sus representantes pueden ser invitados a hacer uso de la palabra en sus sesiones. Muchas más organizaciones no gubernamentales (aproximadamente 1.200) están acreditadas ante el Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas y tienen representantes oficiales en la Sede.
Con frecuencia, las organizaciones no gubernamentales representan a amplios sectores internacionales o nacionales, y a veces ejercen considerable influencia en los trabajos de las Naciones Unidas. Por ejemplo, en 1990 las organizaciones no gubernamentales cumplieron una importante función de apoyo en la aprobación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y contribuyeron en forma significativa a la Conferencia Mundial sobre la Educación para Todos, que se celebró en Tailandia en marzo de 1990 y marcó el comienzo del Año Internacional de la Alfabetización. Las organizaciones no gubernamentales también tuvieron una participación importante en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en 1992.


El sistema de las Naciones Unidas en su conjunto, es decir, la Organización y los organismos especializados y los programas conexos, emplea unas 52.000 personas en todo el mundo.
En todo el sistema, unos 19.000 funcionarios pertenecen al cuadro orgánico. Entre ellos hay economistas, administradores, sociólogos, abogados, agrónomos, médicos, especialistas en cuestiones bancarias, especialistas en información, traductores e intérpretes.
También pertenecen al cuadro orgánico unos 5.000 expertos que brindan asistencia técnica en proyectos concretos en los países en desarrollo, por lo general por períodos fijos. Habitualmente se exige que estos expertos tengan una elevada capacitación profesional y gran experiencia en sus campos de especialización.
El cuadro de servicios generales incluye oficinistas, secretarios y otros empleados que desempeñan tareas esenciales al funcionamiento de cualquier organización. La mayoría de estas personas son contratadas localmente en los lugares donde tenga oficinas un organismo de las Naciones Unidas. Constituyen aproximadamente un 64% de todo el personal.
Por último, un pequeño grupo de funcionarios, denominado personal del Servicio Móvil, se ocupa de las comunicaciones y las tareas especializadas de mantenimiento en las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.


En total, las lenguas maternas de los funcionarios de las Naciones Unidas son unas 150, pero para evitar que la Organización se convierta en una torre de Babel se ha seleccionado un número reducido de idiomas "oficiales" o "de trabajo". La Asamblea General utiliza seis idiomas oficiales (el árabe, el chino, el español, el francés, el inglés y el ruso), a los que se traducen los discursos y los documentos. Los idiomas utilizados por la Secretaría en su trabajo cotidiano son el francés y el inglés, que los funcionarios utilizan indistintamente en sus comunicaciones escritas. Algunos órganos de las Naciones Unidas, como las comisiones regionales, utilizan el árabe, el chino, el español o el ruso como idiomas de trabajo, y puede ser necesario que los funcionarios trabajen en esos idiomas. Se encarece a los funcionarios del cuadro orgánico que conozcan bien por lo menos dos de los idiomas oficiales.
Cada uno de los otros órganos principales y cada organismo especializado elige sus propios idiomas oficiales de trabajo. En las Naciones Unidas y en la mayoría de las demás organizaciones, el costo de los servicios de idiomas es compartido por todos los países miembros. Si un representante desea hacer uso de la palabra en una sesión en un idioma distinto de los oficiales del órgano en cuestión, deberá suministrar su propia interpretación.


Al aceptar su nombramiento en la Secretaría, los funcionarios internacionales no renuncian a su ciudadanía ni a sus obligaciones legales para con su país de origen. Sin embargo, están obligados a rechazar influencias externas en su trabajo. Esta norma de conducta está establecida en la Carta de las Naciones Unidas (Artículo 100), según la cual: "En el cumplimiento de sus deberes el Secretario General y el personal de la Secretaría no solicitarán ni recibirán instrucciones de ningún gobierno ni ninguna autoridad ajena a la Organización".
Se espera que un funcionario de las Naciones Unidas actúe con imparcialidad y decisión, cuidando de los intereses de la Organización y no los de un país determinado. Cualesquiera sean sus preferencias personales o nacionales, los funcionarios deben evitar que sus propios sentimientos interfieran con esta obligación.
Al aceptar un puesto en las Naciones Unidas, todos los funcionarios deben suscribir el siguiente juramento: "Juro solemnemente (o: prometo solemnemente, declaro solemnemente estar dispuesto a, me comprometo solemnemente a) ejercer con toda lealtad, discreción y conciencia las funciones a mi confiadas como funcionario público internacional de las Naciones Unidas, desempeñar esas funciones y regular mi conducta teniendo en cuenta solamente los intereses de las Naciones Unidas, no solicitar ni aceptar instrucciones con respecto al cumplimiento de mis deberes de ningún gobierno ni de ninguna autoridad ajena a la Organización".


Según la Carta de las Naciones Unidas, el personal de la Secretaría "será nombrado por el Secretario General de acuerdo con las reglas establecidas por la Asamblea General y la consideración primordial que se tendrá en cuenta al nombrar el personal de la Secretaría y al determinar las condiciones del servicio es la necesidad de asegurar el más alto grado de eficiencia, competencia e integridad", agregando que debe darse debida consideración a "la importancia de contratar el personal de manera que haya la más amplia representación geográfica posible".
Para asegurar la diversidad geográfica, las Naciones Unidas tratan de contratar a personas capacitadas provenientes de la mayor cantidad posible de países. A tal fin, la búsqueda se realiza en todo el mundo. Por lo general, la selección de funcionarios subalternos del cuadro orgánico se realiza por concurso, lo mismo que cuando se trata de seleccionar personal del cuadro de servicios generales para ascenderlo al cuadro orgánico. Las oficinas de personal de las Naciones Unidas llevan un registro de candidatos que reúnen las condiciones adecuadas, y cualquier persona idónea puede ser tenida en cuenta para un puesto en la Secretaría.


No. De hecho, la Asamblea General ha instado reiteradamente a que los países en desarrollo tengan una representación más adecuada en la Secretaría, particularmente en las categorías superiores. Las últimas cifras indican que aproximadamente el 45% de los puestos sujetos a distribución geográfica corresponden a ciudadanos de países en desarrollo. En las categorías superiores el porcentaje es de aproximadamente 49%.
Según el sistema de "límites convenientes", se considera que la mayoría de las regiones de los países en desarrollo actualmente están representadas adecuadamente.


En 1993, de los 184 Representantes Permanentes que encabezaban las delegaciones de sus países ante las Naciones Unidas, sólo siete eran mujeres. Desde luego, esto no es más que un fiel reflejo de la proporción de mujeres que ocupan posiciones de alto nivel en la mayoría de los gobiernos del mundo. Las mujeres ocupan el 30% de los puestos sujetos a distribución geográfica en las Naciones Unidas. Esta proporción aún está por debajo del 35% fijado por la Asamblea General para 1995, pero significa un progreso con respecto al de 1981, que era del 22%. Menos del 9% de los puestos en las cuatro categorías más altas de la Secretaría (director y superiores) son ocupados por mujeres.
Desde 1978, la Secretaría, con el acicate de la Asamblea General, ha puesto particular empeño en asegurar a la mujer las mismas oportunidades y evitar cualquier discriminación en su contra. Esto es coherente con el Artículo 8 de la Carta de las Naciones Unidas, según el cual "La Organización no establecerá restricciones en cuanto a la elegibilidad de hombres y mujeres para participar en condiciones de igualdad y en cualquier carácter en las funciones de sus órganos principales y subsidiarios". Naturalmente, la Secretaría es uno de esos órganos.
Sin embargo, como las mujeres han tenido tradicionalmente pocas oportunidades de formación y de adquirir experiencia en muchas ocupaciones en sus propios países, y los Estados Miembros no las proponen como candidatos en una proporción siquiera aproximada a la de los hombres, es probable que pase algún tiempo hasta que se pueda lograr la paridad numérica entre ambos sexos.

De conformidad con la Carta, el personal de las Naciones Unidas sólo goza de los privilegios e inmunidades necesarios para ejercer de manera independiente sus funciones según lo requiera la Organización.
Los funcionarios tienen derecho de acceso a las oficinas de las Naciones Unidas y el derecho a residir en los países donde estén situados dichas oficinas. Normalmente, no poseen otros privilegios y están sujetos a todas las leyes del lugar de residencia, aunque algunos países, como gesto de cortesía, les otorgan ciertos privilegios diplomáticos, como la importación de bienes libre de impuestos. Sólo el Secretario General y los funcionarios de las categorías más altas gozan de los mismos privilegios e inmunidades que los representantes diplomáticos.


El Secretario General es nombrado por la Asamblea General, previa recomendación del Consejo de Seguridad, y, en consecuencia, su designación está sujeta al veto de cualquiera de los cinco países miembros permanentes del Consejo. Por ese motivo, la mayoría de los que fueron seleccionados para esa función no provenían de países alineados con los principales bloques políticos, como ocurrió con Noruega (Trygve Lie) y Suecia (Dag Hammarskjöld). En los últimos años también se ha intentado extraoficialmente rotar el cargo entre los grupos regionales, y éste ha pasado de un representante de Asia (Sithu U.Thant, de Birmania, ahora Myanmar) a uno de Europa occidental (Kurt Waldheim, de Austria), de América Latina (Javier Pérez de Cuéllar, del Perú), de África (Boutros Boutros-Ghali, de Egipto) y de África (Kofi Annan, de Ghana), respectivamente. Aunque técnicamente el número de quinquenios en que un Secretario General puede permanecer en el cargo está limitado, ninguno lo ha hecho hasta ahora por más de dos períodos.


Para el ciudadano corriente, la mejor manera de apoyar activamente la causa de las Naciones Unidas es por conducto de la red de organizaciones no gubernamentales afiliadas a la Organización. También son especialmente idóneas las asociaciones pro Naciones Unidas que existen en muchos países, que a menudo tienen filiales locales. Estas asociaciones informan directamente al público de la función que cabe y puede caber a las Naciones Unidas en los asuntos mundiales. Además, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) tiene comités nacionales en distintos países del mundo que ayudan a dar a conocer los programas UNICEF y a recaudar fondos para ejecutarlos.
Si tiene conocimientos de agricultura, medicina, educación o ingeniería y la flexibilidad y la dedicación necesarias, el programa de Voluntarios de las Naciones Unidas puede asignarlo por un período de dos años a un proyecto apropiado de desarrollo en un país del tercer mundo. Quienes trabajen en la ciudad de Nueva York y deseen ayudar a los funcionarios de las Naciones Unidas procedentes del extranjero pueden servir como voluntarios en la Dependencia de Actividades del Personal. Los estudiantes universitarios y diplomados pueden postular a pasantías en la Organización.


Sí. Es indudable que tienen sus problemas y dificultades, pero está más que demostrado que el mundo necesita a las Naciones Unidas. Como ya se ha tratado de señalar en las respuestas a las preguntas precedentes, las Naciones Unidas han demostrado una y otra vez durante los cuatro últimos decenios que hacen cosas que ninguna otra organización puede hacer o ha sido capaz de hacer hasta ahora.
Las naciones del mundo, aunque a veces tardan en cumplir sus recomendaciones, siguen recurriendo a las Naciones Unidas como válvula de seguridad para prevenir lo que, de lo contrario, podría convertirse en grandes conflagraciones. Acuden a las Naciones Unidas como medio para mantener la paz, como foro de negociaciones o por su calidad de órgano que fija principios en el derecho internacional y los tratados. Acuden con delicados asuntos de derechos humanos, con problemas de refugiados que se han quedado sin hogar como consecuencia de desastres naturales o causados por el hombre o por persecuciones políticas. Se dirigen a las Naciones Unidas para tratar de solucionar males que han azotado a la humanidad durante siglos; para salvar las vidas de sus niños y garantizarles un futuro mejor. Y las Naciones Unidas responden, intentando satisfacer tales necesidades.

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